Estrategia narrativa para Walk with me

«Para empezar a familiarizarse con Malasaña, ruego doblen ligeramente su dedo índice y lo hagan sobrevolar el casi centro de este maravilloso mapa inspirado en Pedro Teixeira, hasta localizar la plaza del 2D Mayo. Los románticos también pueden usar, por supuesto, el dedo corazón.»

Así empieza la introducción de esta mapa de bolsillo creado por Walk with me.

 

 

El cliente sabía que quería unos textos, lo que no sabía es que si después de la guía de Malasaña vendrían más guías de otros barrios de Madrid, no necesitaba unos textos sino una voz de marca.

 

Partimos de su eslogan: Let´s walk together y después de muchas preguntas apareció la pregunta adecuada: ¿y si la voz de la marca es la voz de un guía?, ¿un guía de carne y hueso?, ¿un guía que nos coja del brazo y nos pasee por los barrios?

 

También nos pidieron darle una vuelta al título de la introducción del barrio (Walking Around), y sabiendo que había que conservar el Walking, Walking Fingers nos pareció la mejor opción; mapa y dedos siempre van juntos.

 

 

 

El guía de la guía de Malasaña habla por los codos, de usted, lleva sombrero de copa y bastón y no cansa. Al menos, eso intentamos:

 

«Para empezar a familiarizarse con Malasaña, ruego doblen ligeramente su dedo índice y lo hagan sobrevolar el casi centro de este maravilloso mapa inspirado en Pedro Teixeira, hasta localizar la plaza del 2D Mayo. Los románticos también pueden usar, por supuesto, el dedo corazón.

Les invito a posarlo sobre el monumento dibujado y a permanecer un tiempo allí; puesto que si les sobra imaginación podrán sentir el histórico triunfo de los habitantes de este pequeño barrio sobre las tropas Napoleónicas allá por 1808. Si alguno de ustedes es francés, quisiera aprovechar esta ocasión para darle las gracias por haber sembrado una revolución y un barrio tan históricos. ¿Preparados para recorrer un pueblo de alma roquera situado entre Argüelles y Chueca? ¿Ansiosos por tantear este hervidero de cultura y post adolescencia? ¿Seguro? Perfecto, porque empieza a hacerse tarde.

Vayamos directamente al nombre. Muchos se habrán estado preguntando de dónde viene, me apuesto el sombrero de copa y el bastón. La respuesta se encuentra bastante cerca, en la calle Manuela Malasaña, en dirección norte, a sólo 7 dedos de distancia de la plaza. Usted, el del whatsapp, no se despiste, esta parte es importante. Manuela fue una de las víctimas del Levantamiento del 2 de Mayo de 1808, una joven y valiente costurera cruelmente asesinada por unas tijeras con tan sólo 15 años. Una tragedia, desde luego. Pero no teman: el barrio es muy seguro.

Fíjense, ahora, en las calles situadas al sureste de la plaza: Velarde, La Palma, la Corredera, ¿ya las han localizado? Bien, son míticas. Allí mismo, 172 años después, un grupo de jóvenes culturalmente inquietos e igual de valientes que Manuela (todo hay que decirlo) logró convertir Malasaña en el cuartel general del underground post franquista. Fue tan imperioso que acabó extendiéndose a todo el país. Les recomiendo reservarse una de las próximas noches para peinar el escenario de la famosa Movida Madrileña de los 80. Otra revolución –esta vez contracultural- que también nos hizo más sensibles, más libres, y más felices. Ocurrió de verdad, hay pruebas por todas partes.

No puedo evitarlo. Cada vez que paso por este momento tan histórico me entran ganas de celebrarlo. ¿Me acompañan a tomar un vermú mientras les sigo guiando por el barrio? Conozco una antigua bodega que les maravillará. No tardaremos en llegar. Es justo aquí, a la vuelta de la esquina.»

 

En el interior, el guía sigue con la descripción de los lugares de Malasaña elegidos por Walk With Me.

 

ZONA 1

«Se lo advertí, ya estamos. ¡Un monumento a La Ardosa! Se sumarán a mi entusiasmo cuando lleven cinco minutos en esta auténtica bodega fundada en 1892 en la que era fácil ver a Frank Sinatra pidiendo un vermú. A su manera, eso sí. Se lo aseguro: la Ardosa no tiene rival. Lo que tiene es una tortilla de patata y un salmorejo de llorar, una carta de cervezas para volverse loco, y una solera que ni la partida de nacimiento de Carlos IV. Y no exagero.

En algún momento se tropezarán con la Plaza de San Ildefonso. No duden en quedarse un rato. De día, de noche, en esta plaza pasan cosas, muchas cosas. Les recomiendo comprar comida en cualquier take away y sentarse a comer tranquilamente en el suelo como si fueran un habitante del barrio más. Si hace sol, póngase crema y si es de noche, pónganse ciegos. Es lo suyo.

 

 

 

Imaginen que es de noche y están en un bar jugando con dos de sus mejores amigos al billar. Aunque es verano, en la calle hace frío: el número de parados no deja de subir. De repente empiezan a hablar del lugar en el que les gustaría perderse para siempre; es una librería, no muy grande, no muy típica, en la que también se sirven vinos de autor y cervezas artesanales. ¿El nombre? Tipos Infames. Un espacio -les doy mi palabra- que atrapa igual que una novela de Perez Galdós o un poema de García Lorca.

Los fans y defensores de las bicis, despierten por favor.  En algún momento del viaje deben entrar por la puerta  de La bicicleta Cycling Café y sentarse a tomar algo porque no les defraudará. De hecho, si esto más que un viaje es una escapada, vigilen bien la hora. El tiempo allí no pasa precisamente a pedales.

Atención a la tienda de ropa más indie de todo el planeta Malasaña: Monkey Garden. Guarden por lo menos una hora para gastarla en sus probadores, con suerte, acompañados de un dj. No lo olviden. Una camiseta nueva puede cambiar un viaje.

Hagan hambre antes de colarse en una auténtica cantina mejicana oscura e impredecible: La Catrina. Lo único seguro es que no podrán beber sólo una margarita y que la comida es deliciosa y que está llena de esqueletos y de gente moviendo el esqueleto y que hay vírgenes y flores y altares y máscaras y santitos y luces tenues por todas partes y el camarero eres tú y, disculpen esta frase tan difícil de digerir.

 

ZONA 2.

¡Tachán! Curiosite. La tienda con los regalos más sorprendentes de todo el barrio y posiblemente de toda la ciudad. Una fábrica de ¡halas! (in)necesaria y adictiva.

Atención a las damas que se mueren por la ropa vintage: vayan a The storage a volverse locas por favor. Y ¡no se peguen! Hay tiendas como ésta en el barrio para aburrir por lo menos a cien caballeros.

¿Se acuerdan de la Plaza del 2 de mayo?, ¿Napoleón, Manuela, las tijeras? Bien pues 205 años después sigue igual de invadida pero esta vez por un número infinito de bares con terraza. La guerra continúa: hoy la gente se mata por coger mesa.

¡Larga vida a Casa Camacho!: fundamental que se personen en esta famosa taberna castiza abierta en 1927, les aseguro que este antiguo reino del vermú les arrebatará. No pierdan comba de la mezcla de grupos de abuelos con pandillas de treintañeros al más puro estilo My name is Earl compartiendo aperitivo. Es, como dicen ahora, bastante friki, y encima -esto suma puntos- es bien barata. Pidan una berenjena de Almagro, unos pepinillos con anchoa o unas patatas bravas: se pellizcarán.

Miren, les voy a confesar algo; El rincón como tal, ni fu ni fa, pero es de los bares más aplaudidos del barrio, así que por algo será ¿no creen? Si es la terraza, es la mezcla de la cerveza con la patata frita, o es un poco todo, eso no lo sé. En cualquier caso, lo mejor es que vayan a buscar su razón.

Para los que prefieran algo menos madrileño, les propongo un rincón muy pequeño y muy argentino llamado Mastropiero: qué empanadas, qué pizzas, qué tartas, cheee. Podrán pedir para llevar todo salvo el olor que sale de su horno. Inefable.

¿Conocen la palabra garito? Fantástico, porque La Vía láctea es el garito underground más legendario del barrio. Les explico. Fue el refugio nocturno en los primeros ochenta de aspirantes a artistas como Almodóvar, Alaska, Carlos Berlanga, García-Alix y resto de personajes de la famosa Movida Madrileña . ¿La recuerdan? Otro vermú, por favor.

Los más poppies: no crean que me he olvidado de ustedes. Les tengo preparada una nochecita en el Nasti que les costará recordar, y si no al tiempo.

 

ZONA 3.

Propongo un brindis por el José Alfredo: maravillosa coctelería con pinta de piano bar clásico de película de cine negro. No sé qué les impresionará más, si la barra de escay, las mesas y sillas bajitas del fondo, la cantidad de espejos y gente del mundo del cine que lo frecuenta o los frutos secos mezclados con gominolas, vayan ustedes a saber. Lo seguro es que es uno de los mejores lugares del barrio para conspirar.

La Corredera baja de San Pablo, no se la pasen por nada del mundo. Es corta, pero puede hacerse muuuuuuuuy larga a causa de la cantidad bares que hay, ni en todo Irlanda créanme. Métanse en el Kikekeller si están dispuestos a pasar por una tienda de muebles, vayan a La Realidad, al Clarita, el Circo, el Maricastaña y si está abierto al Teatro Lara. Lo importante (porque ya les digo yo que se mamarán) es que cuando hayan terminado de recorrerla, eviten, a toda costa, pasar por la calle Barco: ¿lo pillan?

Una de las tiendas más mágicas del barrio, es, curiosamente, una antigua tienda de lámparas Lámparas Ludory. Ya, ya sé que no han venido a comprar ninguna lámpara pero les prometo que vale la pena entrar: saldrán deslumbrados.

Se perderán grandes momentos si vuelven a sus casas sin haber ido a bailar al Ya´sta: un local nocturno famoso desde hace años por su poder camaleónico. Tan pronto se llena de siniestros como de hipsters,  depende. ¿Qué de qué? Del día. ¿Que cómo lo pueden saber? Acercándose a la cola. Caballero, le ruego que se controle con los chistes, estamos rodeados de damas.

Si necesitan darle un descanso al hígado, nada como 5 funciones de teatro en menos de15 minutos para menos de 15 personas. Les suena extraño, ¿verdad? Normal, es un nuevo formato de teatro. Todo un invento de un grupo de dramaturgos, actores y directores que sucede en un antiguo burdel. Microteatro por dinero. Ah, me hace ponerme de pie.

La Fábrica Maravillas: preciosa cervecería en la que únicamente se sirven cervezas artesanales y que nace de un pensamiento de sus dueños que he memorizado para ustedes: “la cerveza es una forma artística, un tesoro gastronómico, un acto político, un ritual místico, un oficio fundamental para el hombre y un vínculo capaz de unir a la humanidad”. ¿Cursi? Tal vez, pero no por ello menos cierto. La cerveza une, eso es así.

Recuerden tomar de vez en cuando un buen café no vayan a perderse algo importante estos días. Me viene a la cabeza uno maravilloso: El café de la Luz.

 

ZONA 4

La calle Pez es una calle -y me van a perdonar el juego de palabras-tremendamente salada. Hay lugares curiosos por todas partes. Por ejemplo, Japanese Closet: una moderna tienda multimarca en la que venden desde zapatos hasta bicicletas. Otro ejemplo, el bar Palentino: un bar castizo castizo y barato barato como ningún otro. Dentro no darán crédito a la mezcla de abuelitos con palillo en la boca y cortinilla de vino en la mano y noruegas de Erasmus desmadradas pidiendo cervezas a 1,20€. Atónitos también les dejará El Zombie Bar, nadie en el barrio esperaba esta especie de diner con algo de garaje de los 60, algo de punk de los 70, detalles metal de los 80 y cosas del mundo skater de los 90. ¿Lo mejor? En mi modesta opinión las hamburguesas y el helado de mojito. Son de arrodillarse.

No se fíen de nadie que les diga que las croquetas de Casa Julio son regulares. Probablemente perdió el gusto o la cabeza en algún accidente. Hasta Bono, que estuvo allí con el resto de U2 hace años, lo sabe. No les miento. Son imbatibles. De cabrales, de morcilla con membrillo, de setas con puerro, espinacas y pasas y gorgonzola, atún con huevo, jamón: un auténtico festival de la croqueta. Les recomiendo A) ir muy pronto o B) armarse de paciencia, puesto que no reservan mesa y se llena enseguida. ¡Nadie es perfecto!

En una calle de pocos bares, cosa extraña, lo sé, encontrarán Casa Fidel: el restaurante de tapas y platos caseros que nos ayuda, a los que lo conocemos, a  echar menos de menos la comida de nuestras madres (esto, por favor, que quede entre nosotros, que mi madre la pobre está muy mayor).

 

ZONA 5

Cuando el cuerpo les pida un descanso opten por ir a la Plaza de las Comendadoras, tiene unas bonitas vistas a un Convento que lleva en pie desde el siglo XVIII, dos cafés, cuatro columpios y una taquería. Por esta plaza pasaba sus días el Luisito Cadalso de Galdós. ¿Cómo? ¿Qué no han leído nada de Benito Pérez Galdós? ¡Por Dios, salgan disparados a comprar una de sus novelas a la librería Arrebato! No hombre no ahora no, antes déjenme terminar, que ya queda poco.

Cuidado con enamorarse de una bici de Ciclos Noviciado por favor, sobre todo los que tengan que volver con Ryanair.

Para alimentarse gratis, nada como pasar media mañana recorriendo los 3.000 m2 del vanguardista Museo ABC de dibujo y diseño. Les adelanto ya que cuando lleguen a la cafetería, el chollo, se termina.

Qué más, ah sí. El García: un restaurante amable con cara de loft entre nórdico y reciclado, pequeño, íntimo, y reciente, en el que se reinventa la comida tradicional y donde es fácil sentirse como en casa de la abuela, una abuela de treinta y pico años eso sí, pero oigan, una abuela después de todo.

Quién fuera joven, como ustedes, para poder comprar una entrada en la puerta del Siroco sin ponerse colorado, quién pudiera entrar sin tener que meter barriga y sin complejo, alguno, de viejo verde. Qué recuerdos me trae esta mítica sala abierta desde hace 22 años donde da igual que haya un concierto o un DJ, la noche siempre promete. Resumiendo: me muero de envidia.

 

FINAL

¿Conocen la canción de Los Chunguitos Dame veneno? Dame veneno que quiero morir dame veneenooo. Magnífico, porque define perfectamente la resaca que provoca unas horas en el Karaoke Master Plató. Un lugar decadente y oscuro, abierto hasta las 6 de la mañana, y que descubrirán después de bajar las escaleras de un parking subterráneo. Se lo advierto: el garrafón es de pata negra. Hombre, no protesten, ¿qué más da? ¿Acaso no ayuda a superar el miedo escénico? Quien avisa no es traidor.

Damas y caballeros, me apena tener que anunciarles que estamos rozando ya el final. Se ha hecho tarde y, por otro lado, ya conocen Malasaña lo suficiente como para poder seguir solos. Me gustaría darles las gracias por haberme acompañado hasta aquí, ha sido un auténtico placer. Por favor, acepten un regalo de despedida: el Iberia: un plan surrealista de última hora. Un bar de taxistas cutre y perfecto para los que no quieran irse a dormir o se mueran de hambre. Se lo juro: el Iberia un sábado a las 7:30 de la mañana será un recuerdo que nunca olvidarán, por muy borroso que se lo lleven.»

 

Un trabajo de chinos, muy laborioso pero muy emocionante y sobre todo muy satisfactorio.

Diseño: walk with me & Eres lo más. Tú más.